Los Bonos del Estado han alcanzado gran notoriedad de un tiempo a esta parte, ya que cuentan con la garantía del Estado, que es quién los emite
La compra de Bonos del Estado como modo de inversión se ha revitalizado en los últimos años. Los Bonos del Estado son valores emitidos por el Tesoro Público a un plazo superior a dos años, teniendo como límite máximo los 5 años. Si este límite se supera, entonces estaríamos hablando de Obligaciones del Estado, que en esencia es el mismo tipo de compra, pero con plazos diferentes.
Entre las principales características destacamos que son títulos con interés periódico, en forma de cupón, a diferencia de las Letras del Tesoro, que pagan los intereses al vencimiento. Por otro lado, el valor nominal mínimo que puede solicitarse en una subasta es de 1.000 euros y las peticiones por importes superiores han de ser múltiplos de dicha cantidad.
Los Bonos del Estado se emiten con carácter general mediante subasta competitiva, aunque en algunos casos también se pueden emitir por sindicación. El cupón que devenga se paga cada año y representa el tipo de interés «nominal» del Bono o la Obligación.
Qué tener en cuenta a la hora de invertir en Bonos del Estado
La compra de Bonos del Estado supone a día de hoy que los plazos más largos, cercanos a los 5 años –y de esta cifra en adelante para las Obligaciones–, pagan más del 3%, permitiendo conocer por adelantado la rentabilidad fijada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la entidad bancaria que actúa como intermediaria no cobre comisiones muy elevadas para que la rentabilidad esperada no disminuya en exceso. Otro inconveniente pueden ser las penalizaciones, que tienen lugar con la compra de instrumentos en directo y con la venta, esta última en casos de necesidad de liquidez. Además, si se da el caso de que haya una subida de tipos, quizá esperar a que ese panorama tenga lugar le haría tener al comprador de Bonos del Estado un mayor rendimiento.